En abril de 2010, el Miraestel se convirtió en un trofeo náutico y se otorgó al primer récord mundial de vela, una travesía entre Nueva York y Barcelona que duró algo más de doce días. El equipo vencedor se hizo merecedor una reproducción de la escultura como símbolo de la capacidad de hacer frente a los contratiempos y seguir siempre en pie.
Sin dejar de flotar, el Miraestels siempre está presente en las aguas del Puerto de Barcelona, en el Mediterráneo, de día y de la noche, visible a la luz del sol, oculto a la oscuridad de la luna, pero el hombre que flota perpetuamente interrogando al cielo buscando respuestas, será, a partir de ahora, una escultura siempre visible. Iluminada.
De este modo, el Miraestels se hace un nombre dentro de la iconografía de la ciudad, representando la literatura y la escultura catalana de la mano de Brossa y Llimós.
Anteriormente El Miraestels se expuso con motivo del Salón Náutico 2006 en el puerto de Barcelona, y coincidiendo con su última exposición individual, en el edifici Miramar y en el antiguo mercado y luego fue colocada en la playa de Sitges.
Un año más tarde, el Miraestels vuelve a Barcelona, esta vez por triplicado, para presenciar esta nueva edición del Salón Náutico 2007, y posteriormente, en la Barcelona World Race 2007, por la cual se utilizó el Miraestels ubicado en Sitges como baliza, en su paso por aguas de esta localidad. Actualmente una se encuentra ubicada en Sitges (playa de la Fragata) y otras dos en el puerto de Barcelona (Maremàgnum).
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