Además de “saltamontes”, la palabra catalana “saltamartí” significa también “tentetieso”, ese juguete que no se deja derribar. Es esa segunda acepción de la palabra, la que elige el poeta Joan Brossa para construir el poema que acaba dando título a un poemario breve publicado en…. en la editorial…
SALTAMARTÍ
Ninot
que porta un
pes a la base i que,
desviat de la seva posició
vertical, es torna a posar
dret.
El poble
(Muñeco que lleva un peso en la base y que, desviado de su posición vertical, se vuelve a poner derecho. El pueblo)
Y son el poema y el poemario los que suministran el fuego de la inspiración al artista Robert Llimós, que en un homenaje póstumo, tras el regreso de Brossa a las estrellas, crea su propia versión de un ‘saltamartí’ que alza la vista del suelo y se para a contemplar la bóveda celeste.
De ahí el nombre de la pieza, que comienza siendo barro y pequeño bronce y se va haciendo grande en la ambición del artista de que su creación crezca hasta llegar a lugar seguro sin perder su condición de tentempié: el mar, donde a nadie puede intimidar su movimiento.
La imagen recoge a un pequeño Miraestels, réplica de los dos instalados en aguas del Port Vell de Barcelona, abstraído en la lectura de una reproducción del poema fruto de la mano del propio Brossa, que como se ve dudó llegado el momento entre escribir “ objecte” o “ninot” decidiéndose por lo último.
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